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Cercano a los años 50 a mi padre se le ocurrió comprar una quinta en Chivilcoy. Remodeló la casa y decidió que iba a hacer un monte de álamos para vender la madera a la papelera que se iba a instalar en Chivilcoy, cuando estos crecieran. A efectos de implantar los árboles contrató al padre de Fernando Martínez, quién pasó muchos dias haciendo una plantación de unas 5 hectáreas. Con el correr de los días los árboles comenzaron a brotar - otras estacas, por inexperiencia, siguieron secas - pero lo mismo hicieron el pasto, los yuyos y cuanta cosa verde había. En la quinta no vivía nadie y , supongo, los alambrados no serían de lo mejor. El hecho concreto es que los vivos que nunca faltan hicieron entrar a sus caballos para pastar, con la consecuencia de que , al hacerlo, destrozaron toda la plantación. Debido a ello quedaron sólo unos álamos solitarios y el proyecto se abandonó.
Acá publico la foto de la casa de la quinta ( que quedaba más o menos detrás de la Hostería y donde ahora hay un club a unas ocho cuadras de la ruta 5)